En la última entrada nos quedamos comentando que Abd al-Rahman fue capaz finalmente de proclamarse Emir Independiente de al-Andalus. Pero, ¿qué era exactamente un Emir? ¿En qué se diferenciaba del Califa?
En resumidas cuentas, la totalidad del territorio sometido al poder de un califa se denominaba califato. El Califa representaba la autoridad máxima, tanto política como religiosa; pero a la vez este territorio se dividía en emiratos, extensiones de tierra más reducidas y fáciles de controlar. Para entendernos mejor, podríamos realizar un símil entre el sistema territorial de la época y el sistema territorial español actual. Teniendo esto en cuenta, siempre salvando las grandes distancias, encontramos una unidad principal, que es el califato (imaginad en este caso España), que a la vez se encuentra dividida en emiratos (lo que equivaldría a las Comunidades Autónomas). De este modo en cada emirato existía un gobernador; el Emir, siempre sometido a la voluntad del Califa.
Bien, una vez aclarado esto (espero), continuemos...
Como decíamos, Abderramán se había proclamado Emir Independiente, esto significa que se desligaba de la voluntad política del califa de Bagdag (de la familia Abbasí), aunque seguía reconociéndolo como la máxima autoridad religiosa del Islam.
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Abderramán III - Grabado del s. XIX |
Fue entonces cuando Abderramán III, que había sucedido a su abuelo Abd Allah I como emir en el año 921, se autoproclamó, ocho años más tarde, Califa de Córdoba, convirtiendo el emirato en un califato independiente de la autoridad política y religiosa del Califa de Bagdag. Daba comienzo entonces el mayor periodo de esplendor que jamás conocería al-Ándalus, con su capital, Córdoba, como principal emblema.
Continuará…
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