“Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”, las demoledoras palabras que Aixa, la madre de Boabdil, dijo a su hijo cuando éste, con los ojos humedecidos por las lágrimas, echó la vista atrás para contemplar por última vez la ciudad que acababa de entregar a los Reyes Católicos: Granada. Se cuenta también que Boabdil no pudo evitar suspirar ante la visión de tan hermosa ciudad, que ahora dejaba atrás camino del exilio, y por este hecho se conoce a la colina que atravesaba el desterrado rey en ese momento como “El Suspiro del Moro”.
Pero, ¿hasta qué punto podemos considerar verídica esta sobrecogedora escena? Lo cierto es que la famosa frase atribuida a Aixa resulta ser una invención del padre Echevarría, que aparece en su obra Paseos por Granada, escrita tres siglos más tarde, con el objeto de desprestigiar la figura del rey moro. Por suerte, la Historia nos ha enseñado que han existido mujeres tan valerosas o más en batalla que cualquier hombre. Pero esa es otra historia. Respecto a si Boabdil suspiró o no al contemplar por última vez Granada, seguirá siendo un misterio.
Como dato curioso, aunque en el arte siempre se ha representado a Boabdil como un hombre moreno, de tez más bien oscura y ojos negros, según algunas fuentes, el rey chico habría sido rubio y de ojos claros, lo cual no era tan extraño entre los emires y califas andalusíes, debido a que sus madres, en muchos casos, eran esclavas cristianas pertenecientes al harén del soberano.
Como dato curioso, aunque en el arte siempre se ha representado a Boabdil como un hombre moreno, de tez más bien oscura y ojos negros, según algunas fuentes, el rey chico habría sido rubio y de ojos claros, lo cual no era tan extraño entre los emires y califas andalusíes, debido a que sus madres, en muchos casos, eran esclavas cristianas pertenecientes al harén del soberano.
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El Suspiro del Moro - Francisco Pradilla |