Sin duda, el aspecto más
destacable de esta semana fue nuestra asistencia a las sesiones de evaluación
del segundo trimestre. El martes tuvo lugar la sesión de evaluación del grupo
de 3º de ESO B, al cual imparte clase actualmente mi compañero. Al inicio de la
sesión de cada grupo se realiza una valoración general del mismo en su conjunto
y a continuación se procede a valorar a cada estudiante individualmente. Lo
cierto es que ya de entrada este grupo no goza de buena fama entre los
docentes. Se trata de un grupo “flojo”, en el que se encuentran varios repetidores
y sobre el que los profesores no tienen grandes expectativas. Pero si la
valoración general del grupo es desesperanzadora, la valoración individual de
algunos estudiantes es definitivamente desmoralizadora, llegando a realizarse
comentarios fuera de lugar. Si bien es cierto que existe cierta sensación de indiferencia
y dejadez ante los estudios por parte de varios alumnos en este grupo y tal vez
no todos (o casi ninguno) lleguen a cursar un bachillerato, durante las semanas
que mi compañero lleva desarrollando su Unidad Didáctica en este curso nos han
demostrado que son grupo quizás no muy trabajador y disciplinado, pero sí
participativo y llenos de curiosidad, lo que da la opción al docente de
desarrollar numerosas actividades y captar su atención sabiendo introducir
pequeños datos o anécdotas más cercanas a su día a día que les conduzca a
interesarse por los contenidos y les ayude a asimilarlos mejor. Pero claro,
esto requiere del docente una gran capacidad de flexibilizar y amoldar su
metodología a las características de cada grupo, esfuerzo que, al parecer, no
todos los profesores están dispuestos a realizar. Creo que a veces confundimos
nuestro trabajo creyendo que somos simples generadores de contenidos que el
alumnado debe asimilar, cuando en realidad, nuestra auténtica labor consiste en
analizar cada uno de los grupos (incluso personas) que tenemos delante, percibir
sus capacidades y encontrar la manera de sacar el máximo rendimiento de ellas.
Como contrapunto, cabe destacar el encomiable papel desempeñado por la tutora
de dicho grupo.
El jueves llegó el turno del
grupo al cual me encuentro impartiendo mi Unidad Didáctica: 4º de ESO A. Además,
nuestro tutor de prácticas también es co-tutor de dicho grupo, por lo que
aprovechamos un hueco durante la mañana para preparar la sesión de evaluación
utilizando una serie de gráficos y estadísticas sobre las notas del grupo
facilitadas por el Jefe de Estudios. Como ya he comentado en alguna ocasión, se
trata de un grupo aplicado y en general acostumbrado a las buenas
calificaciones, por lo que la sesión de evaluación transcurre sin grandes
sobresaltos. Sin duda, muy diferente a la de 3º de ESO B. Además también
presenciamos sesiones de evaluación de otros grupos que nos resultan
interesante como 2º de Bach C, 1º de Bach A o 4º de PDC.
Por otro lado, el miércoles
acudimos junto a los alumnos de 3º de ESO B a una charla de prevención sobre el
consumo de drogas y alcohol impartida por un agente de la Guardia Civil.