Como decíamos en el anterior post, la Historia ha sido un gran “Juego de Tronos”, lleno de ambiciones, traiciones, venganzas, tramas, etc. Y es que cualquier seguidor que se precia de la famosa serie de televisión conoce la historia de la pequeña Targaryen, "Madre de Dragones". ¿Y a qué viene esto? Pues a que su historia guarda gran relación con la de nuestro protagonista de hoy: Abd al-Rahmán I.
Abd al-Rahmán fue un príncipe de la dinastía Omeya, la cual gobernó sobre el califato de Damasco entre el 661 y el 750 d.C. Sin embargo, cuando el califa Marwan II fue derrocado, un nuevo linaje ocupó el poder califal. Los nuevos gobernantes, los Abbasíes, se ocuparon de asegurar su posición y borrar del mapa cualquier posible oposición por parte de los muchos seguidores de la familia Omeya. Para ello, el nuevo califa Abu al-Abbas, invitó a todos los miembros de la familia Omeya a un gran banquete reconciliador. Lo que sucedió en aquel banquete nos recuerda a una gran boda (los seguidores de la serie me entenderán), pues el califa aprovechó el momento para acabar con la vida de sus invitados y, de esta manera, con el linaje Omeya. Tan sólo unos pocos descendientes Omeya lograron escapar de esta carnicería, entre ellos un joven Abd al-Rahman, que en aquel momento contaba con algo menos de veinte años de edad.
Tras estos sucesos, nuestro joven protagonista pasó cinco años huyendo y refugiándose de sus perseguidores en distintas localizaciones del norte de África, hasta que finalmente, en el año 755 d.C., cruza el Estrecho de Gibraltar y llega a la Península Ibérica, donde árabes y bereberes seguían empleándose a fondo para expandir la nueva religión, no sin tener que hacer frente además a algunas sublevaciones y rencillas internas. Así, Abd al-Ramán aprovechó la inestabilidad del gobierno del entonces emir Yusuf para buscar viejos aliados de su familia entre los nuevos invasores de la península. Finalmente, Abderramán (también encontramos el nombre escrito de esta forma en algunas fuentes) consiguió reunir los apoyos necesarios para hacer frente a Yusuf, al que venció en una batalla a las afueras de Córdoba, proclamándose así Emir Independiente de al-Andalus el 16 de marzo del año 756 d.C.
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Estatua de Abderramán I ubicada en Almuñecar//Fotografía de J.M. Muñoz. |
El gobierno de Abd al-Rahman, que duró hasta su muerte en el año 788 d.C., no fue ni mucho menos tranquilo. Hubo de hacer frente a numerosas sublevaciones y conspiraciones para ocupar el trono por parte de los descendientes de Yusuf, pero sin duda, junto con los cimientos de la Mezquita de Córdoba que el propio Abderramán ordenó construir, asentó también los cimientos de la que en los siglos siguientes sería la más espléndida civilización de Occidente: al-Andalus.
¿Qué creéis? ¿Conseguirá la joven Targaryen también su deseado Trono de Hierro?
Continuará...